El ligamento cruzado anterior (LCA) es un tejido fibroso cuya principal función es dar estabilidad anterior a la rodilla. Junto con el cruzado posterior, los ligamentos laterales, meniscos y cápsula articular, forma parte de las estructuras pasivas de la articulación de la rodilla.
La lesión del LCA de rodilla constituye una de las lesiones más dramáticas en el deporte. Su largo período de recuperación y la complejidad de su tratamiento hace que sea una de las lesiones más temidas por los deportistas.
MECANISMO LESIONAL
La ruptura del ligamento cruzado anterior es una lesión multifactorial, puede ocurrir por varias causas. Los deportistas con rupturas agudas del LCA refieren que la rodilla "se les fue", "se bloqueó" o "hizo un crack" en el momento de la lesión. Suelen recordar muy bien el momento en el que ocurrió. la lesión.
Atendiendo al mecanismo de producción de la lesión, podemos englobarlas en:
La lesión más común es un desgarro sin contacto sobre la articulación, en un movimiento de baja energía en el que el ligamento se fuerza hasta la rotura.
La lesión más habitual ocurre en deportistas durante la carrera, el aterrizaje de salto, frenadas o cambios bruscos de dirección mientras la pierna sigue fija en el suelo, forzando la torsión en valgo de la rodilla. Este mecanismo se ve con más frecuencia en futbolistas, esquiadores, jugadores de baloncesto o tenistas.
Su largo período de recuperación y la complejidad del tratamiento hace que sea una de las lesiones más temidas por los deportistas.
2. CON CONTACTO
En deportes de contacto, el ligamento cruzado anterior también puede romperse tras un traumatismo directo de alta energía, cuando un impacto en la cara lateral de la rodilla mientras el pie está apoyado en el suelo, forzando el valgo fisiológico de rodilla y la hiperextensión de la misma. Este mecanismo es el que ocurre con cierta frecuencia en jugadores de rugby o fútbol.
SÍNTOMATOLOGÍA DE LA ROTURA DEL LCA
La incapacidad funcional severa e inmediata se observa en más del 85% de los pacientes, con restricción del rango de movilidad o dolor al movilizar. La hemartrosis aguda se desarrolla en horas posteriores en un 70% de los casos aproximadamente.
Sin embargo, en muchos casos la posibilidad de continuar con la práctica del deporte, como por ejemplo bajar esquiando la montaña, no excluye el diagnóstico de lesión aguda del LCA.
Si el músculo cuádriceps tiene el suficiente desarrollo y fuerza es capaz de suplir la inestabilidad anterior de rodilla, y será parte del futuro debate de si el paciente se debe someter o no a cirugía.
NATURALEZA DEL LCA
El ligamento cruzado anterior está compuesto por bandas de tejido conectivo denso dispuesto de forma paralela, formado principalmente por fibroblastos, colágeno tipo I, elastina y proteoglicanos. Su disposición discurre desde el cóndilo femoral externo hasta la cresta tibial anterior.
La orientación espacial del LCA es clave para su función durante la movilidad articular. Normalmente, el ligamento se dirige hacia anterior y medial. Cuando pasa del fémur a la tibia gira externamente 90° aproximadamente.
Su función es estabilizadora, evitando el desplazamiento anterior de la tibia sobre el fémur. Además, actúa como resistencia secundaria en la rotación tibial cuando la rodilla se encuentra en extensión, interna o externa.
FACTORES DE RIESGO
Intrínsecos
Mayor incidencia en mujeres que en hombres: mayor anteversión pélvica, ángulo Q y ángulo femorotibial.
Laxitud articular generalizada, valgo de rodilla y genu recurvatum.
Riesgos hormonales por el ciclo menstrual, mayor incidencia de lesiones en esta etapa en mujeres jóvenes en periodo de pubertad.
Rodilla contralateral ya operada de LCA.
Extrínsecos
Grado de carga al que sometemos al LCA.
Lesión mal curada y recuperaciones precipitadas.
Déficits de control neuromuscular o patrones de movimiento incorrectos (reacciones frente a estímulos más lentas, menor velocidad de procesamiento, fatiga, etc.)
Estrés competitivo y fatiga por sobrecarga de entrenamientos o partidos.
Desequilibrios musculares entre cuádriceps e isquiotibiales.
Zapatillas, superficie, condiciones del terreno, etc.
REHABILITACIÓN
Los programas de rehabilitación postoperatoria se han transformado en un aspecto muy importante en la evolución del paciente con deficiencias del LCA. Un programa de rehabilitación óptimo puede restituir un rango de movilidad normal, retorno rápido de la fuerza muscular del miembro inferior a niveles previos a la lesión, sin producir estrés excesivo sobre el injerto.
El inicio precoz de la rehabilitación después cirugía es fundamental para la consecución de los objetivos que planteamos. Desde el día 1 se debe trabajar la movilidad, pequeñas activaciones musculares e ir adaptando semanalmente el tipo de trabajo de fisioterapia. En fases avanzadas, la readaptación deportiva será garantía de éxito en la vuelta al deporte.
Además, otros pacientes realizan una fase pre-quirúrgica en la que adaptamos la rodilla a la futura intervención, mejorando así el inicio del tratamiento posterior de fisioterapia.
PRONÓSTICO Y VUELTA AL DEPORTE
La estimación de la recuperación del ligamento cruzado anterior es de 9 a 12 meses para la incorporación a la actividad deportiva, pero cada caso es único en cuanto a evolución. En el caso de un deportista amateur o una mala rehabilitación, este tiempo puede ascender a los 14.
El periodo de ligamentización de la plastia, proceso de maduración en el cual el tendón se transforma en ligamento, se llevará a cabo hasta los 2 años, por lo que vueltas demasiado bruscas o precipitadas pueden ocasionar una recidiva, con todo lo que esta grave lesión supone.
Por todo ello, la última fase antes de la vuelta al deporte cobra tanta importancia. La readaptación deportiva (fase de optimización) será la encargada de someter al paciente a situaciones de estrés similares a las de su deporte y garantizar así una mejor adaptación al "return to play", reduciendo las posibilidades de re-lesión al mínimo.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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